Cómo puede afectarte el nuevo impuesto sobre transacciones bancarias que planea el gobierno

19 Diciembre 2018

Queda poco para que finalice el año 2018 y el Gobierno aún no ha aprobado los Presupuestos Generales del Estado para el ejercicio 2019. Si al final el Parlamento refrenda el anteproyecto de ley que aprobó el Consejo de Ministros, entre las medidas que se aprobarían se incluiría un nuevo impuesto que gravaría la actividad bancaria. Un impuesto que debería recaer sobre las entidades bancarias —y no sobre los usuarios —, pero que sí que podría tener importantes repercusiones en los servicios que ofrece la banca.

La gestión política se basa, en gran medida, en redistribuir el dinero que el Estado recauda a través de los impuestos, para gastarlo en las necesidades de los ciudadanos que los políticos consideran  importante cubrir.

Por esa razón, cuando un gobierno decide aumentar el gasto público, lo lógico es que recurra a un aumento de los impuestos que permitan recaudar esa mayor cantidad de dinero que les hace falta.

Sin embargo, la creación de nuevos impuestos que recaigan directamente en los bolsillos de los ciudadanos en muchas ocasiones puede ser bastante impopular.

Algo que no ocurre cuando son las grandes corporaciones, las empresas que más contaminan o las entidades bancarias y financieras en general las que tienen que pagar nuevos impuestos.

Nuevos impuestos para el año 2019

Algo que no ocurre cuando son las grandes corporaciones, las empresas que más contaminan o las entidades bancarias y financieras en general las que tienen que pagar nuevos impuestos. Nuevos impuestos para el año 2019 Durante el mes de octubre, el Gobierno comenzó a negociar con Podemos una serie de medidas enmarcadas en la negociación de los futuros Presupuestos del Estado para el año 2019.

Y como fuentes de financiación adicionales, acordaron crear varios impuestos nuevos:

  • Impuesto a las transacciones financieras (un 0,2% sobre determinadas transacciones).
  • Impuesto a los servicios de intermediación de empresas tecnológicas (un 3% para ese tipo de servicios).
  • Impuesto a los beneficios de las empresas en el extranjero (que limita las exenciones de dividendos y plusvalías que se obtienen en el extranjero).

Estas normas —junto con otras que modifican el IRPF, el IVA y el Impuesto de Sociedades o el de Patrimonio— son de carácter urgente, puesto que se están tramitando de modo independiente a los Presupuestos Generales del Estado.

Por esa razón, el anteproyecto de ley que remite al Parlamento estas medidas fue aprobado de modo independiente en una sesión del Consejo de Ministros celebrada el pasado 19 de octubre.

Un anteproyecto que deberá ser refrendado en el Congreso de los Diputados y en el Senado para que se convierta en ley.

¿En qué te afectará el nuevo Impuesto sobre Transacciones bancarias?

En un principio se barajó que este nuevo impuesto se aplicaría a todas las transacciones bancarias (incluidas las operaciones de concesión de créditos personales).

Pero al final el alcance de la medida será más limitado, con lo que los usuarios normales de servicios bancarios no tendrán que pagar las consecuencias de esta nueva tasa.

En concreto, este Impuesto a las Transacciones Bancarias gravará con un 0,2% a todas las operaciones de compra de acciones emitidas en España de empresas que superen una capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros.

De hecho, este nuevo impuesto no solo dejará exentas transacciones como las transferencias de dinero entre empresas o particulares, la gestión de fondos de pensiones o los créditos rápidos a plazos, sino que tampoco se aplicará sobre la compraventa de acciones de pequeñas empresas o de sociedades que no coticen en bolsa.

Salvo que en sede parlamentaria sufra grandes modificaciones, parece que el impuesto no tendrá una gran incidencia en las economías domésticas.

Pese a ello, algunas asociaciones de usuarios de banca sí que han recordado que una medida muy similar lleva en vigor en Francia desde el año 2012. Y el efecto que se ha conseguido es que sean los accionistas que compran las acciones los que al final paguen la tasa (algo que va en contra del espíritu de la medida, que pretende penalizar a la especulación).

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