¿Realmente te conviene una hipoteca a tipo fijo?

En temas económicos no solo hay que intentar predecir el comportamiento de los ciclos, sino que también conviene aprovecharse de esas inercias para obtener ahorros económicos importantes.

Sobre todo en el caso de los préstamos con garantía hipotecaria -un tipo de prestamos personales- aprovecharse de los ciclos económicos y ser capaz de anticiparse a los posibles cambios de tendencias puede suponer un ahorro considerable de dinero.

Algo de eso podría haber ocurrido hace unos años, cuando los tipos de interés comenzaron a hundirse.

Al producirse la caída de los tipos de interés, muchos titulares de hipotecas a tipo variable pensaron que había llegado el momento de pedirle a su banco que mejorará las condiciones que les estaban ofreciendo hasta entonces.

Sin embargo, el gozo de muchos terminó en un pozo por culpa de un escollo con el que no contaban: las cláusulas suelo, que garantizaban a las entidades financieras que, aunque los tipos de interés bajasen a mínimos históricos, no lo harían del mismo modo los intereses de las hipotecas.

Diferencias entre una hipoteca a tipo fijo y una a tipo variable

Si tienes pensado pedir un préstamo hipotecario, debes entender cuál es la dinámica de este tipo de operaciones que por su larga duración sufren bastantes cambios.

Mientras que los préstamos a largo plazo suelen devolverse en cuotas mensuales fijas que no cambian durante todo el período estipulado, esto no suele suceder del mismo modo con las hipotecas.

Las hipotecas tienen una duración bastante más larga en el tiempo y suelen contratarse con un tipo de interés variable que se adapte a los vaivenes del mercado.

Cada cierto tiempo el banco recalcula la cuota y la adapta al precio (o tipo de interés) que está pagando por el dinero.

Si el euribor sube, la entidad bancaria aplicará una subida proporcional.

Y si este índice que marca el tipo de interés bancario baja, lo lógico sería que la cuota también bajase en proporción (salvo que se aplique una cláusula suelo o tope).

La otra modalidad hipotecaria —la de tipo fijo— difiere de la variable en que el tipo de interés se blinda al firmar el crédito; y este no varía aunque el euribor vaya subiendo.

Hasta ahora, los pocos clientes que tenían hipotecas a tipo fijo no podían aprovecharse de las bajadas continuas de los tipos de interés (ya que el tipo fijo solía fijarse en niveles más altos que el euribor), pero con el previsible cambio de tendencia puede ser una opción a considerar.

La subida de los tipos de interés y las hipotecas a tipo fijo

En marzo de 2016 los tipos de interés llegaron al 0%, lo cual provocó que el euribor empezase a moverse en porcentajes negativos.

A partir de ese momento, los bancos intentaron con poco éxito comercializar las hipotecas de tipo fijo, más rentables para ellos en un entorno de caída de los intereses.

Pero muchos expertos señalan que esta tendencia está empezando a cambiar.

Y el motivo se encuentra en que el Banco Central Europeo dejará el año que viene de comprar bonos y deuda pública, como venía haciendo desde las graves crisis de deuda de algunos países de la Unión Europea (entre los que estaba España).

A partir de ese momento, es posible que el Banco Central Europeo empiece a subir el interés del dinero iniciando un nuevo ciclo alcista en los intereses.

En el caso de que el ciclo cambie, los mayores beneficiados serán los titulares de hipotecas a tipo fijo que tendrán la seguridad de pagar siempre lo mismo, por mucho que el euribor suba.

Sin embargo, tomar la decisión no es sencillo, ya que nadie es capaz de predecir lo que puede ocurrir dentro de 15 o 20 años.

Si al final los tipos se quedan como están, las hipotecas a tipo fijo serán más caras que las variables. Pero si suben los intereses, el ahorro con una hipoteca fija será considerable.